El uso abusivo y prolongado en las actividades agrícolas de abonos orgánicos, plaguicidas, fertilizantes y pesticidas así como el uso inadecuado de las aguas de riego pueden producir la contaminación del suelo y de las aguas subterráneas.
El comercio al por mayor de fertilizantes y productos químicos para la agricultura está considerada como una actividad potencialmente contaminante del suelo en la normativa española. Así se indica en el Anexo 1 del Real Decreto 9/2005, de 14 de enero, por el que se establece la relación de actividades potencialmente contaminantes del suelo y los criterios y estándares para la declaración de suelos contaminados.
El empleo de agua salina para el riego puede provocar la salinización y la sodificación del suelo. En el mundo, unos 400 millones de hectáreas de terreno están afectadas por la salinización del suelo y otros 400 millones lo están por sodificación.
La actividad agrícola es uno de los factores principales de eutrofización de lagos y embalses.
Salinización del suelo por el riego
La salinización del suelo puede producirse por el uso inadecuado del agua de riego. La salinización es un proceso de acumulación de sales solubles en agua, más solubles que el yeso, que afecta negativamente a la producción de la mayor parte de los cultivos. Estos suelos se denominan salino-sódicos, ya que la sal dominante es el cloruro de sodio.
La salinización puede ser un proceso natural. Tal es el caso de terrenos bajos y planos sometidos a inundaciones periódicas. Si el nivel de las aguas freáticas está cerca de la superficie cuya agua, que contiene sales disueltas, asciende por capilaridad.
Existe riesgo de salinización en terrenos donde el agua de riego, junto con el agua de lluvia, no basta para efectuar un lavado del suelo y en aquellos acuíferos con insuficiente capacidad de descarga sin un drenaje subterráneo artificial,
Si la salinización es de origen antropogénico, se asocia generalmente al uso de sistemas de riego. Es por esto que en planificación de los sistemas de riego actuales la salinización es un parámetro a considerar desde el principio, pudiendo así prevenirse la salinización y establecer unas adecuadas prácticas de riego.
Sodificación del suelo
La sodificación del suelo es la acumulación de sodio intercambiable que degrada la estructura del suelo produciendo la dispersión química de las arcillas y la solubilización de la materia orgánica. La sodificación afecta negativamente al medio haciéndolo menos apto para el crecimiento de los cultivos.
La sodificación provoca un descenso de la infiltración y conductividad hidráulica del suelo, incrementándose las partículas en suspensión, la erosión y degradándose el agua finalmente.
Fitosanitarios
Los fitosanitarios son productos químicos de síntesis utilizados en el ámbito de la sanidad vegetal o el control de vegetales. Los fitosanitarios mejoran extraordinariamente el rendimiento de los cultivos para poder producir al nivel que exige la demanda mundial de alimentos.

Dentro de los fitosanitarios empleados en la actividad agrícola encontramos los plaguicidas y los fertilizantes.
Contaminación agrícola por plaguicidas y fertilizantes
Contaminación del suelo por fertilizantes
El uso de fertilizantes supone un aporte artificial de nutrientes al suelo destinado al uso agrícola. Los fertilizantes pueden producir contaminación por metales pesados y por fosfatos y nitratos.
El uso no adecuado de los fertilizantes puede producir la eutrofización en lagos o la contaminación con nitrógeno del agua subterránea.
La eutrofización de las aguas superficiales es el aumento en las mismas de los nutrientes para las plantas y expresa el aumento de la relación entre el estado de nutrientes en un lago y el crecimiento de la materia orgánica en el mismo.
Plaguicidas
Los plaguicidas de uso fitosanitario (o agroquímicos) son sustancias químicas destinadas a combatir las plagas de los cultivos y que pueden provocar la pérdida de fertilidad de los suelos, sobre todo en aquellos con poca materia orgánica, con poca arcilla o con arcillas de tipo caolinítico.
Cabe señalar el hecho de que, no sólo pueden contaminar el suelo, sino que estudios han demostrado que los plaguicidas terminan siendo ineficaces a largo plazo ya que, su uso indiscriminado, ha hecho que las plagas se hayan vuelto resistentes a ellos y más difíciles de eliminar.
Ejemplo de plaguicidas son los insecticidas, herbicidas y fungididas.
Los plaguicidas, además, admiten una clasificación en función del grado de peligrosidad para las personas que supone su inhalación, ingestión o penetración cutánea:
- De baja peligrosidad: no entrañan riesgos apreciables.
- Tóxicos: riesgos de gravedad limitada.
- Nocivos: riesgos graves, agudos o crónicos, inclusive la muerte.
- Muy tóxicos: riesgos extremadamente graves, agudos o crónicos, inclusive la muerte.
En Europa se a adoptado el término biocida para denominar aquellos plaguicidas de uso no agrícola.
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